“La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para los imbéciles.”

(ALDO PELLEGRINI)

domingo, 27 de enero de 2019

Invocación a un dios menor: Daniel Noya




INVOCACIÓN A UN DIOS MENOR


            No haber nacido es
la sabiduría especial de Sileno, ebrio dios menor seguidor de Baco.

Concédeme,
sátiro,
lo que concediste al rey Midas:
el poder de convertir en oro el estiércol,
la magia alquímica de transformar las gastadas palabras en poesía,
la amorosa abundancia del caudal.

Aunque tenga para eso que estar contigo borracho
diez noches con sus diez días,
aunque tenga que beberme una entera fuente de melancolía,
todo un recipiente repleto de soledad.


Concédeme el hábil manejo del aforismo, la suavidad del verso,
la caricia del mar al atardecer,
la claridad diurna de aquellas noches de mi lejana infancia.

Concédeme el alma cálida todavía no malherida y rota de mi juventud,
la espera de la estación arrinconado como un topo en el repliegue de mi paisaje,
el dibujo torpe de la edad
sobre mis pasos y en la hondura de mis huesos.

No haber sentido la caricia inhóspita de la espina
es la sabiduría especial
del anciano sátiro, hijo del mensajero de los dioses.

 Más yo prefiero,
sin embargo,
            al igual que Sémele,
 abrasarme con los rayos, ennegrecerme en el fango de esta vida.

Prefiero que me nazcan canas en las sienes, amanecer
con la voz cascada
que desaparecer en la oscura noche sin carne, sin besos, sin aire.
Y es que no sé qué hacer en la ausencia,
sin el calor de una piel que me sirva de nido o de memoria,
sin el consuelo de un pequeño recuerdo que me sirva de rastro
y que me lleve suavemente de nuevo hacia el temblor de tu cuerpo.


                                     De: Órdenes del corazón

                                                   Daniel Noya

No hay comentarios:

Publicar un comentario