Besos
la vida no es
la cara ni el llanto de la cara
ni la mano ni el golpe de la mano
en la cara
ni el viaje de la mano ni la
estéril huida de la
cara
es el hilo de sangre que sale de
tu boca
No unté mis ojos
con el paisaje de los tuyos,
ni desordené el día para que
aparecieras,
ni he juntado tus ruidos con mi
boca
para que no doliesen las
preguntas,
ni siquiera
me llamo como dices, pero
puedes quedarte,
hay un poco de sopa, algo de vino,
afuera está lloviendo en otro
idioma.
Silvia
Plath lava una taza, seca una taza, rompe una taza
Qué cabeza la mía,
dejé una frase suelta y una rosa
en el horno.
Cotidianos trajines, calores,
taquicardia,
y un almohadón de plumas
con un lápiz labial justo en el
centro.
Qué cabeza la mía.
Yo buscaba algún parque y encontré
en un mal sueño
una torta partida por un rayo.
La sala está revuelta.
El miedo de un venado no cabe en
este horno,
por eso huele así toda la casa.
Pero a quién se le ocurre
dibujar una piedra y tropezar dos
veces,
llenar un cenicero con los puntos
y comas
de alguna carta antigua.
¿Hubo un Adán violento? ¿Hubo un
amor-halcón
"de una vez para
siempre"?
Qué cabeza la mía,
guardar los zapatones en un charco
y aceptar ese baile sabiendo que
me espera
una puerta cerrada tras la puerta.
Jorge
Boccanera
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