“La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para los imbéciles.”

(ALDO PELLEGRINI)

sábado, 2 de septiembre de 2017

Alfonsina y Alejandra, un poema














Se arrojó Alfonsina al mar de sus poemas en Mar del Plata.
Tenía cáncer de pecho
y el oscuro presentimiento de que iba a vivir muy poco.

Alejandra acabó con su vida
al anochecer
con una fuerte sobredosis de somníferos.

Alfonsina Storni vivió 46 años.
Diez años más que Alejandra Pizarnik.

Alfonsina se imaginaba en un poema que un día estaría muerta
y que la primavera le rozaría suavemente las mejillas.

Alejandra escribió un poema en el que escuchaba el canto de la muerte
junto al río.

Alfonsina y su muerte junto al mar.

Alejandra y su muerte poética junto al río.

Pienso en Alfonsina de camino a la Playa de la Perla,
mirando al mar de sus poemas, ahora sí frente a frente,
la Alfonsina mujer-niña que ríe de la vida, un ave de presa de paso por el mundo
que imagina que en el fondo del mar hay una casa de cristal.

Y pienso en Alejandra escribiendo en el pizarrón de su cuarto,
las manos manchadas de tiza de su último poema,
la Alejandra cantora nocturna de negras pupilas,
con su mirada desde las alcantarillas
diciéndole al mundo que la muerte es un cuerpo poético.

Alfonsina Storni murió al amanecer.

Alejandra Pizarnik durante el transcurso de una noche de Septiembre.




 De: Luces de gálibo

Daniel Noya

Imagen: Benito Rebolledo Correa



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