(18)
No sé pronunciar el nombre preciso
del aguijón.
Oculto en mi madriguera recito la
ausencia
de la mañana,
sueño sin descanso, habito con la
fotografía
de tu sombra,
de tu sombra,
refugiado en el abandono sin lirismo
del todavía
y
cerrado todo contacto con tu espalda
celeste
sobrevivo
como en un calabozo, con frío entre los
ojos,
olvidándome poco a poco
de la isla secreta de tu boca,
siempre en silencio, como la roja
arcilla de los muros
abandonados,
en la invisible soledad donde no
responde nadie.
De: Cien fuegos
(en preparación)
Daniel Noya
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