DONDE HABITE EL OLVIDO
Horas de desamor,
hojas
caducas
aventándose al borde
del recuerdo, ¿qué has perdido además
de aquella decorosa condición
de disponible?
Tantas
frutas prohibidas ¿a qué dioses
remiten? ¿En qué desarbolada
tierra de nadie han ido propalándose
sus hechizos y tretas, sus letargos?
Vida, delincuencia presunta,
pretexto inconfesable de la edad.
Donde habite el olvido,
también se habrá zanjado
la pugna del ayer con el mañana.
Ya sólo duras por lo que recuerdas.
Manual de
infractores
J.M. Caballero Bonald
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