No te
acerques a mis pestañas,
buitre.
Respeta
al
menos mis huesos.
Estoy
tan vivo como un relámpago.
Soy tan
inmortal
como
una estrella
fugaz.
Tengo
ángeles en las líneas de las manos.
Mi alma
es una
enredadera.
Todavía
me
enciendo como un fósforo de luz
sobre
la oscuridad de esta tierra.
De: Cien fuegos
Daniel Noya
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