LA PARED
Había una pared de adobe
sin revestimiento donde se poyaba mi
cama.
En la madrugada, mi nariz contra la
pared
aspiraba su olor profundo: tierra
traída de la encañada donde se
entretejían,
como en un arabesco, raíces muertas de
pasto.
A mis espaldas mi familia dormía
hacinada
como una tribu acampada en un lugar
ruinoso.
Entonces yo ponía mi lengua en la pared
para dejar una mancha húmeda antes de
irnos.
De: Banderas detrás de la
niebla
José Watanabe
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