KAFKA
Cuando amanece y ya no hay nadie
y está sólo el cruel despertar
y los ojos se abren una vez más
para contemplar el fin del poema,
la tumba
en que nada hay escrito
sino un secreto
entre el hombre y el hombre
y el cuerpo
como un tambor en las sombras
como la flor de la ruina
donde los cuerpos hablan
y el agrimensor mide la ruina.
De: Esquizofrénicas o La
balada de la lámpara azul
Leopoldo María Panero
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