“La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para los imbéciles.”

(ALDO PELLEGRINI)

martes, 9 de abril de 2019

Telaraña: José Emilio Pacheco
























TELARAÑA

Telaraña: la forma en que la baba se vuelve seda me recuerda el poema. La araña secreta sus secretos y al darles forma los expone a la vergüenza pública.

Dura poco su arte. La gente se complace en destruirlo. Por hermosas que sean, las telarañas se relacionan con el olvido, el abandono, la ruina. O cosas peores: la trampa, la tortura, la muerte. Confesar afición o al menos respeto por las telarañas es declararse fuera del juego, al margen de la tribu. Como si a los quince años, cuando queremos ser aceptados en el equipo de fútbol o en la pandilla, confesáramos: “Me da pena decirlo: escribo versos”.

También la araña escribe en la oscuridad un tejido de luz indescifrable. Al verlo en el cuarto que nadie ha visitado en muchos años, parece la escenografía de un drama ya invisible, los restos de una épica abolida.

Telaraña: crin de un caballo espectral, puente colgante entre el mundo de aquí y la noche que siempre está esperándonos.


La arena errante

José Emilio Pacheco

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