(6)
Apegado a la inocencia de tu lengua,
próximo a ti,
cerca de los años donde pude haberte
nombrado y la luz de la mañana
era el reflejo pálido de tu nombre,
cerca de las palabras que me
asfixiaron el cuerpo,
tan cerca de las sombras extrañas que quemaban
nuestros sueños
como a viejos papeles gastados,
pero a la vez lejos de ti, lejos del
amor que me empezaba a nacer
en la más honda piel,
envolviéndome en un amor susurrado a la
nada,
perdiéndome entre sendas sin fin,
muy cerca de la nieve que borraba todas
tus huellas
y muy lejos de tu boca,
queriéndote besar con todas mis ganas,
escribiendo jirones de versos que
desaparecían en la noche
sin ti,
lejos de mi casa,
cerca de tu olor,
hablando a tus ojos de los secretos de
las penumbras,
cubierto de las palabras más sencillas
que encontraba escondido
entre los ríos,
lejos de mí,
triste sin ti, buscándote entre todas
las preguntas,
entre los huecos más transparentes de
los cristales,
en desoladas habitaciones donde
habitaba mi soledad,
entre la hondura de las laderas
de tu blanco cuerpo,
cerca,
muy cerca
de amarte.
Cien fuegos
(en preparación)
Daniel Noya
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