RELOJ DE ARENA
Desdichado lector tuya es la mano
que puso en marcha este reloj de arena:
las sílabas ya caen grano a grano
allá abajo palpita tu condena.
Estas líneas que miras ahora mismo
son columnas de arena vertical:
vas con ellas fluyendo hacia el abismo
vas goteando hacia el fondo del
cristal.
Ay cómo entre los versos te deslizas.
Mira cuán bajo has descendido ya.
De peldaño en peldaño viento pisas:
casi vacío el otro vaso está.
Se te acaba la arena: no hay demora.
Despídete lector: llegó tu hora.
Estrellas fijas
en un cielo blanco
Óscar Hahn
No hay comentarios:
Publicar un comentario