Ante este antisalmo 28
Mejor
es callarse. Como las plantas, las raíces, esas huras llenas de ojos que
esperan y miran; como esos abrazos de bienvenida; como esa bóveda azul. ¿No son
así los ojos del niño? Y respiro y pregunto ¿no hay otro mundo? y me respondo:
hubo otro mundo, hay otro mundo…perdido.
Antisalmos
Francisco
Pino
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