NADA PUEDE SUCEDER
Estándose uno quieto
no puede morir.
Nada puede suceder
estándose uno diminuto, inmóvil
como el mástil de un barco.
Adormecido,
enmudecido,
sin zapatos, a oscuras, mascando la
noche
estremecida,
no hay quien abrace la muerte.
Morir requiere un deseo, un dolor
en las arterias,
una señal en los huesos frágiles,
un temblor
en el corazón de los años.
Morir sólo ronda a un llanto oculto
entre el olvido.
Es un oscuro augurio en un pliegue,
un rumor del rocío, una melodía que
lentamente palidece.
Es un viento inacabable que barre las
aceras,
una sombra
que oscurece las nostalgias del amor.
Estándose uno inmóvil, cubierto de
maleza,
no puede morir.
Nada puede suceder
sin un suspiro.
No es posible pisar el charco de la
muerte
si deseas el amanecer.
De: No todos los días
alcanzan la belleza
Daniel Noya
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