CAMBIOS DE NOMBRE
A los amantes de las bellas letras
hago llegar mis mejores deseos
voy a cambiar de nombre a algunas
cosas.
Mi posición es ésta:
el poeta no cumple su palabra
si no cambia los nombres de las cosas.
¿Con qué razón el sol
ha de seguir llamándose sol?
¡Pido que se llame Micifuz
el de las botas de cuarenta leguas!
¿Mis zapatos parecen ataúdes?
Sepan que en adelante
los zapatos se llaman ataúdes.
Comuníquese, anótese y publíquese
que los zapatos han cambiado de nombre:
desde ahora se llaman ataúdes.
Bueno, la noche es larga
todo poeta que se estime a sí mismo
debe tener su propio diccionario
y antes que se me olvide
al propio dios hay que cambiarle nombre
que cada cual lo llame como quiera:
ese es un problema personal.
De: Versos de salón
Nicanor Parra
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