EL PESO
La gravedad que me arrojaste:
no me hace propicia la piedra, que se entreabre
si con dedo murmurante
prendo su pelo peinado de honduras.
A ti sólo
te inclina hacia mí
lo que has arrojado.
Habla de plomo.
Habla de plomo tan pronto nos brille la luna.
Almohaza mi caballo.
Almohaza mi caballo cuando aquí la mano parta el pan.
Cabalga hasta aquí, a la mesa, su abrevadero.
Paul Celan
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