DEJADME
Dejadme
entre la niebla,
roto y
desvalido como una madeja de nubes,
atado a
la lumbre de tu voz,
vencido
por la lluvia de este invierno sin huella,
recorriendo
la luz de mis lejanos crepúsculos,
dejadme
solo,
adormecido
entre mis poemas,
abrazando
la tierra con el arado de mis últimas palabras,
entre
estas gotas de luz,
amando
el olvido, saboreando la ternura del amor,
dejad
que se agolpe mi sangre
al
escuchar los gemidos del viento,
dejadme
perdido en la oscuridad de la noche, con el corazón
en la
ausencia, tatuándome los pedazos de la brisa
en la
piel de mis reflejos,
escuchando
el dolor de los naufragios,
la sed
de las bocas,
los
arañazos de la humedad en los cuerpos desvalidos,
dejadme
a los pies de las tormentas, atravesando las rendijas
de las
desdichas,
creciendo
en los labios, respirando en la oscuridad de las celdas,
en las
ranuras
de los
relámpagos,
dejadme
entre la escarcha de las plegarias
dejadme
entre la escarcha de las plegarias
y la
oscuridad de todos mis recuerdos.
De: No todos los días
alcanzan la belleza
Daniel Noya
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