LECCIONES DE BIOLOGÍA
Como los tulipanes
abro los tallos
en rojas ráfagas de colores cuando aumentan las temperaturas.
Entonces
soy como un fuego incandescente,
un reguero de luz persiguiendo el horizonte más remoto,
un pájaro asustado
que busca la desnudez del poniente.
Pero cuando el frío me oxida los huesos
y las sombras amenazan con un dolor de oscuras tinieblas,
como si fuese una planta
cierro los ojos
y cierro los tallos.
Y ya no amo.
Entonces se pudren mis flores y se vuelven ceniza mis versos
y apago la luz
y te echo de menos.
De: No todos los días alcanzan la belleza
(en preparación)
Daniel Noya
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