CABEZA A PÁJAROS
La perdiz se perdió en el laberinto de la oreja. Anidó en el cerebro hueco del poderoso. Las nuevas perdices buscan salida. El aleteo provoca tormentas en el cráneo desierto de la víctima.
No puede atribuirse a maldad humana la demencia del poder: es responsable la conducta aberrante de algunas aves.
La edad de las tinieblas
José Emilo Pacheco
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