II
Yo, sin embargo,
yazgo solo
encerrado en
hielo, lleno de heridas.
Todavía la nieve
no me vendó los
ojos.
Los muertos,
abrazados a mí,
callan en todas
las lenguas.
¡Nadie me ama ni
ha agitado
una lámpara para
mí.
Cantos durante la
huida
Ingeborg Bachmann
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