NURIA
Ten la espiga bien alta cuando crucen
las grullas el cielo.
Debes enmudecer como la gruta y la
piedra.
Cocí mis palabras en tu boca, las
busqué un día antes de la
primavera y después asedié al otoño con
ellas hasta que me
entregaron doce corazones.
Pasan los días encadenados, la ardilla
salta de hora en hora.
Levántate.
Juego con arena mientras la niebla me
venda los ojos.
Para ti la sombra de mi mano.
Orlé una palabra con ella a la vez que
la higuera y el roble
luchaban a campo abierto por esa misma
palabra en su corteza.
Resplandece en tu boca.
No lo digas, la piedra calla.
De: En los bosques de
Yuste
Miguel Ángel Curiel
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