Cementerio del Père Lachaise
El mármol de las tumbas es más agrio
este otoño.
Bajo las hojas húmedas, oscuras, del
laurel
hay una llama verde: son los ojos de un
gato.
Fragante amanecer de las enredaderas.
Música enfebrecida de cada estatua
rota.
Música por el musgo de las escalinatas.
Música por la noche aún de las
violetas.
El sauce de Musset no dará ya más
sombra.
La lira de Chopin ahogada entre la
yedra.
La esfinge de Óscar Wilde petrificada y
sola.
Noble, aterciopelado oro viejo del
parque,
florón de piedra, verjas, coronas y
sarcófagos,
enrojecido y frío clavel de la mañana,
después de tanta muerte ¿qué podrías
hacer
por esta canción triste que traigo
entre mis labios?
De: Truenos y flautas en
un templo
Antonio Colinas
No hay comentarios:
Publicar un comentario