Existe el silencio.
Forma
parte de mí.
Lo
he oído y me recuerda
cómo
era
antes
de nacer,
cómo
brillaba
mi
existencia en la no existencia,
en
ese lugar donde acaso
ya
soñaba
con
la vida.
Sí,
desde
entonces forma parte de mí,
es
mi segunda piel,
me
cuida mi soledad.
Y,
a veces,
me
enseña
la
diferencia entre el sonido y el diapasón,
entre
la claridad y la luz.
Amo
el silencio
como
a unos labios que quisiera besar.
De:
Luces de gálibo
Daniel Noya
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