CALIFORNIANA
Putidoncella
como en Quevedo fuérame el azar
de
mujer: principio
del
principio blanco de mariposas dado el volumen
y
la velocidad del encanto, que no bien
se
alza encima de la esbeltez impúdica
del
metro óseo setenta sin
atender
por entero a la embarcación, cuando
ya
tira o algo así el arponazo
verde
de aquesos ojos paraísos al
olfato
áspero de los leones en el desafío
turbulento
de los 28, con un
desdén,
un
hartazgo
de todo, altos
los
pezones
que manaron nieve, airosa
la
nuca, esos muslos
largos
como acordes
lascivos.
Hablo
de
una que vi corriendo volando pagana
de
su hermosura hoy en
San
Francisco.
Ghirardelli Square.
Materia de testamento
Gonzalo Rojas
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