DEFINICIÓN
Todo
poema es un juego de hipotenusas.
Algunos piensan que no tiene
sexo,
calor del desorden,
adivinador de la tautología
con que se descifran los datos ya
contados.
Se parece a un juego de cartas:
desperdiciando triunfos con la
generosidad
de los perdedores,
uno tras otros poderosos mendigos
de la suerte.
Se llama signo no nombrado,
vuelo que adivina las cercas,
minúsculo
eslabón de la condena
de tu nombre.
De: Cierra el portón
Daniel Noya