Sobre mi vida
se
van ya
cerrando
todos los vocabularios.
La
oscuridad me abre una puerta hacia los labios
de
la noche.
Dejé
todas mis ventanas
abiertas,
todos
mis poemas
en
el crepúsculo para que vieran los ciegos.
Dejé
mi inocencia en la desnudez de las hojas
y
en la dulzura
de
algunos relieves.
Sobre
mi vida
se
van ya agotando
las
palabras.
La
tierra es ya una compañera sin corazón.
Descubro
signos en mi cuerpo,
señales
de que estoy al fin ya ausente.
DE:
No todos los días alcanzan la belleza
(en preparación)
Daniel Noya
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