En Europa, todo acaba en tragedia. Jamás
hubo filosofía en Europa (al menos después de los griegos, ya muy discutibles).
La tragedia mundana de los franceses,
el Edipo de los griegos, el culto ruso de la desgracia, lo trágico jactancioso
de los italianos, la obsesión de lo trágico en los españoles, el hamletismo,
etcétera, etcétera.
Si Cristo no hubiera sido crucificado,
no tendría cien discípulos en Europa.
La gente se ha excitado con su pasión.
¿Qué harían los españoles si no vieran
las llagas de Cristo? Toda la literatura europea es de sufrimiento, no de buen
sentido. Hay que llegar a los americanos: Walt Whitman y el autor de Walden para oír otro acento.
Por eso el chino, que no hace poesía
sentimental, que no se queja, apenas ejerce atracción sobre el europeo.
Un bárbaro en Asia
Henri Michaux
No hay comentarios:
Publicar un comentario