UN PRIMITIVO COMO UN ORBE
XII
Ya está. El amante escribe, el creyente
escucha,
el poeta masculla y el pintor observa,
cada uno, su fatídica excentricidad,
como una parte, pero parte, pero tenaz
partícula
del esqueleto del éter, el total
de letras, profecías, percepciones,
grumos
de color, el gigante de la nada, cada
uno
y el gigante siempre cambiando,
viviendo en tránsito.
De: Las auroras de otoño
Wallace Stevens
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