“A partir de
cierta edad, la creación poética no sólo requiere una violencia del lenguaje
común, sino también una cierta violencia del estilo propio, puesto que la
lengua poética de un autor acaba por cuajar en dialecto y a la vez limita sus
posibilidades de expresión y sus posibilidades de experiencia. Ahora, ¿hasta
qué punto resulta estéticamente eficaz esa violencia? ¿No equivaldrán en muchos
casos los poemas así escritos a una tácita petición de peras al olmo? He aquí
un problema que casi todo artista debe plantearse apenas rebasada la primera madurez:
la necesidad, y la dificultad, de ir más allá del propio estilo, cuyas
inevitables imitaciones empieza a tocar”
Jaime Gil de Biedma
Leído en El signo del gorrión 12
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