Despertar
El fuego es nuestra herencia.
La carne es el abismo, el pánico con el
que damos nombre
al viento.
En el círculo de los días nos abrazamos
a la madriguera
de los sueños.
Y nos queda sangre para soportar la
tempestad.
Hasta que se desvanecen los deseos.
Desnudos
probamos el amargo sabor de la ceniza,
la encendida sombra de nuestra
mortalidad.
De: No
todos los días alcanzan la belleza
Daniel Noya
No hay comentarios:
Publicar un comentario