Imagen: Jarek Puczel |
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Sin
embargo, a veces, se acuerda de que se ha olvidado
(Marguerite Duras. La siesta
de M. Andesmas)
Mi viaje
acabó en la fábula de una
luz
sin regreso.
Extinguido mi corazón fue
imposible
recomponer los escombros
atravesar
la niebla
nombrar como otras veces
el mediodía.
Un espejismo
se instaló en mi cuerpo
sin
hogar
vagué
por la desnudez de las calles
sin
tacto
me olvidé que estaba buscando
la belleza épica de los
ríos en la soledad de la primavera,
el azul viajero de tu
risa, el calor huidizo de las piedras,
abril resbalando intacto
por tu espalda,
las palabras que huyen de
los diccionarios,
el rumor que queda de las
metáforas desnudas
cuando anochece
sin cicatrices.
De: No
todos los días alcanzan la belleza
(en preparación)
Daniel Noya
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