ENCUENTRO
UNA RATA MUERTA
EN UN JARDÍN JAPONÉS
EN UN JARDÍN JAPONÉS
Había una rata. Éstas son unas
islas de calma
sólo muy lentamente mudables y
orillas de un río
con la serenidad del mar, pero
que fluye.
Todo un país se viene
de acá y allá del río, donde
mudamos tamaño según que sigamos
senderos por entre los árboles
o abramos al mundo unos ojos en
cumbre de monte
y un asombro lento
olvide los ojos, las cumbres y
los que, minúsculos, pasan.
El caudal. Se hace tarde, u
otoño, con sosiego,
soltamos dimensiones, somos lo
que se olvida.
Disciplina de río grande: ribera
muda
y gratitud al eco de todas las
ausencias.
Nada es nada. Menos la rata,
muerta, despatarrada,
diámetro exacto de una isla y
réplica:
hay sí y hay no. ¿Es lo mismo? Es
una rata
diciendo el silencio del río.
Religio y otros poemas
CARLOS
PIERA
ABADA
EDITORES
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