“La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para los imbéciles.”

(ALDO PELLEGRINI)

martes, 1 de mayo de 2018

La verdad: Daniel Noya





LA VERDAD

un animal ha de dedicarse a otras tareas como mantener a sus enemigos lejos del botín…

 (“La sociedad del cansancio” Byung-Chul Han)


Llaman a la puerta.

La lectura, una vez más, se desprende de mi soledad.



Son dos cándidas mujeres, sobre todo la más joven.

Sólo querían dejarme un folleto titulado:

¿Le gustaría saber

la verdad?



La palabra verdad destacada en negrita como la huella que deja un enorme charco

y con la tipografía más grande.



Quieren, además, si no es molestia, leerme un pasaje de la Biblia.

Se encarga de su lectura, un poco atropellada, la más joven.

Se nota que está aprendiendo el oficio.



Tengo el libro que estaba leyendo

como un fruto recién cogido entre las manos

y también, me animo, quiero leerles algo:

El don de la escucha” se basa en una profunda atención

pero el ego hiperactivo

ya no tiene acceso a ella



¿Os gusta?



Me miran como a un bicho raro.



Es de un filósofo surcoreano,

aclaro.



Ah, se ríen.



¿Su nombre?

 Byung-Chul Han, respondo.



Sonríen.

Sobre todo, la más joven.



No, no el suyo.



Perdón. Daniel-les digo-.

 

Ah,

exclaman,

un nombre bíblico.



Sí,

de profeta, contesto,

el de la casta Susana y el foso de los leones,

el que adivinó el sueño de Nabucodonosor.



Gracias, muchas gracias, dice la mujer más joven.

Parece una gaviota embarrada en un mundo gris.



De verdad,

les digo al despedirnos,

no estoy seguro,

nada seguro, de verdad,

no sé si me gustaría saber la verdad.



Gracias, muchas gracias, dice la mujer más joven al despedirse.

Y en su mirada floreciendo en el silencio de una tierra desvalida

descubro

tal vez

que no, definitivamente, no hay en esta vida ninguna salvación.


Daniel Noya
  


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