“El tiempo pasaba como una flecha negra”
(R. Musil)
Aguanieve en la mejilla, como una frágil caricia bautismal.
Mas el menú que alimentaba mi desnutrida existencia ya no saciaba
sin embargo
mi existencia real,
la que guardo como si fuese un secreto.
Es por eso que inconscientemente reunía los fragmentos de un puzle
irreal,
para encontrar el trazo de alguna huérfana felicidad que me
abrigase frente a la intemperie, frente al roce de lo cotidiano.
Como si una negra flecha hubiese acertado en lo más hondo del
corazón.
Pensar para transformar y renacer,
he ahí el secreto,
la inesperada enseñanza del leve aguanieve en mi rostro.
De: Luces de gálibo
Daniel Noya
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