A veces, lo real apaga la sed
de la esperanza. Por eso es por lo que, contra toda espera, sobrevive la
esperanza.
(…)
Esto
me consuela: cuando haya muerto, estaré ahí –dislocado, repelente- para verme
poema.
(…)
Los
pájaros libres no soportan ser observados. Sigamos siendo oscuros, renunciemos
a nosotros mismos, cerca de ellos.
De: La palabra en archipiélago
René
Char
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