Recojo en este poema el
silencio,
los versos de Fadwa Tuqan
resucitando flor,
el olor de la madrugada brillando en las Gargantas del Todra,
tu lengua pegada al barro de mis labios,
el gemido de los sauces,
la belleza de los astros,
el áspero anuncio de tu muerte,
la pena de Ariadna agonizando en la isla de Naxos,
la intimidad
de los verbos conjugados por las lágrimas,
la oscuridad de las olas de aquel lejano anochecer,
el delirio de las palabras derramadas sobre el blanco papel
de mis heridas,
el heroísmo de Freedom
Nyamubaya llorando a gritos,
la luz de los granizos
y las cenizas de aquellos primeros besos
y las tinieblas
de todas mis preguntas resbalando sobre la última brisa
de mi cansado corazón.
De: No todos los días alcanzan la belleza
Daniel Noya
No hay comentarios:
Publicar un comentario