EL PALADAR A PUNTO
Despierto
-soy ya tan viejo-
cansado del polvo
y de las mordeduras de la noche.
Una luz errante
siembra
palabras por
todo mi rostro.
Todo mi idioma anclado
en el diafragma
del sueño.
Y el amanecer ilumina
de nuevo
en un solo surco
el nombre del frío.
De: No todos los días alcanzan la belleza
Daniel Noya
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