Pecios
(Jubilación) Lo malo de los viejos es que ya no cambiamos de
opinión. Por eso hay que prestar mucha atención a con qué pensamientos
se jubila uno a los setenta y cinco años, porque ésa va a ser su renta
hasta el fin de sus días.
(Las palabras rejuvenecen) Está claro que han renovado la palabra “tolerancia” sólo para poder darse el siempre sabroso gusto de decir “tolerancia cero”.
Rafael Sánchez Ferlosio
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