NO SABER
ARROJEN las
desgracias íntimas.
Si permanecen,
vean
cuáles deliran,
inútiles.
Sobre sus hojas
no hay
pajaritos del
cosmos desvestido.
Viva el sol,
viva el sol.
En los menos
del alma
caben amores a
la vista, caballos,
maderas de un
carpintero loco.
Llevaron a otro
cuarto
las hogueras
sagradas, los
abordajes a la
esperanza, triste
de nos,
callados.
Se pregunta qué
somos
sin cosechar la
boca.
El emperrado corazón amora
Juan Geman
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