ESCRITURA AUTOMÁTICA
(poema surrealista)
El placer de la escritura,
bengalas para iluminar la noche,
poemas
que se encadenan a mi espalda
y se alimentan de mi sangre.
Todo lo demás
son brasas,
las huellas que señalan el recorrido del firmamento
hasta mi casa.
Te escribo que de lejos es invierno
y se balancea el recuerdo de tu mirada
por mi rostro
y me nutro de esa pobre fragilidad,
de esos instantes ahora en penumbra
que me acercaron a la vida.
Así vivo,
flotando en un espacio evanescente,
siempre a punto de rodar por la claridad,
nunca sin tensar el arco de la dicha,
siempre torpemente en domingo,
nunca suficientemente perfumado de poesía
y los labios a punto de decir
el conjuro que se esconde en lo más profundo
de la espesura,
la escritura automática que me hace siempre repetir
el mismo poema,
como un eco,
etcétera…
De: La sabiduría de las uvas
Daniel Noya
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