NADA VUELVE A LA NADA
“que pudiesen
los hombres regalarse
los oídos con versos armoniosos” (Lucrecio)
Sí, nada vuelve a la nada.
He aquí la
añorada
servidumbre de
los cuerpos.
Sí,
los elementos son
mortales
y una luz
artificial
no es suficiente
auxilio en la ceguera,
en el naufragio.
Nada vuelve a la
nada.
El declinar es
áspero y un ungüento
calmó a los
dioses
pero dejó en el
más torcido de los abandonos
a todos sus
animales.
De:
La sabiduría de las uvas
Daniel Noya
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