A sí mismo
Ahora descansarás por siempre,
mi cansado corazón. Murió el postrer engaño
que eterno yo creí. Murió. Bien siento
en nosotros de los amados engaños,
no sólo la esperanza sino el deseo extinto.
Reposa para siempre. Bastante
has palpitado. No valen cosa alguna
tus impulsos, ni es digna de suspiros
la tierra. Amargura y estío
es tan sólo la vida, no otra cosa; y fango es el mundo.
Tranquilízate. Desespera
por última vez. El hado a los humanos
sólo les dio el morir. Despréciate ya a ti
y a la naturaleza, y el indigno
poder que, oculto, impera sobre el mal común,
y la infinita vanidad del todo.
mi cansado corazón. Murió el postrer engaño
que eterno yo creí. Murió. Bien siento
en nosotros de los amados engaños,
no sólo la esperanza sino el deseo extinto.
Reposa para siempre. Bastante
has palpitado. No valen cosa alguna
tus impulsos, ni es digna de suspiros
la tierra. Amargura y estío
es tan sólo la vida, no otra cosa; y fango es el mundo.
Tranquilízate. Desespera
por última vez. El hado a los humanos
sólo les dio el morir. Despréciate ya a ti
y a la naturaleza, y el indigno
poder que, oculto, impera sobre el mal común,
y la infinita vanidad del todo.
Cantos
Giacomo Leopardi
Galaxia Gutenberg. Círculo de
lectores.
Traducción: Antonio Colinas
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