No vengas sin alma
sin aliento
abierta a la noche fría del fracaso
de espaldas al cielo
encendida nada sin abrigo
no vengas
con amargo desconsuelo
con llanto en la boca triste de lo oscuro
sin palabras
embarrada
no vengas como un animal herido
a llenarme de vacío la ternura
a arrancarme la luz
de la piel
y a dejarme sin la voz de la lluvia cayendo de los árboles
no vengas áspera
y de golpe duramente golpeándome
y desplomándote sobre mis sueños
sin lengua
no vengas
no vengas sin alma
a dejarme desnudo
en el silencio de mi último latido.
De: Cien fuegos
Daniel Noya
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