A MI HERMANA
¡Recuerda, hermana mía,
las estrellas, las lágrimas, los
trenes,
bosques en primavera, las hojas y
caminos
perfumados…Recuerda la progresiva
oscuridad,
inmensa, de la lenta nevada, los campos
despojados, los impolutos pliegues
de las nubes… Recuerda los felices
días de infancia y el azul del cielo,
el alarde batiente de la vista.
Rechaza la elección, mantente firme
en las satisfacciones del momento,
posterga el vicio de la carne,
la inevitable decisión, estima
el aplomo orgulloso de tus ojos…
Camina audaz, hermana, sin rendirte,
guárdate de sufrir, mantén a salvo
tu odio y tu amor para que no perezcas.
De: Meditaciones y otros
poemas
Theodore Roethke
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