(3)
No consigo arrastrar las moléculas de los pigmentos,
los rastros sin quejidos
de la tinta oscura de mis palabras.
No se escucha el crepitar de los colores y las voces
de la pérdida
se cuelan
por mi ventana.
Mi vida se repliega en la sombra y anochece sin fruto.
Ya es tarde para el amor y un día más cierro las
persianas.
Ha fracasado el experimento.
En mi refugio en blanco y negro ya no alumbran más
que las lámparas de las mentiras.
Ya solo queda un lenguaje carbonizado por la edad,
el polvo de mi torpe escritura,
la última ternura de mi corazón que al quebrarse
se hace al fin habitable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario