Hans Bellmer |
Combate
Las palabras no
sirven
si no te traen enseguida.
Las palabras son vanas
si no restituyen
tu calor y tu encanto.
Las palabras resultan inútiles
si no me permiten coger este mundo
en el puño
y ponerlo a tus pies.
si no te traen enseguida.
Las palabras son vanas
si no restituyen
tu calor y tu encanto.
Las palabras resultan inútiles
si no me permiten coger este mundo
en el puño
y ponerlo a tus pies.
Las palabras se
vuelven despreciables
si no disuelven
el fantasma de los celos
y al hombre con quien vives
y que quizá también te ama.
Las palabras son superfluas
si no curan la impaciencia
y me llevan a instalarme en tu alma.
si no disuelven
el fantasma de los celos
y al hombre con quien vives
y que quizá también te ama.
Las palabras son superfluas
si no curan la impaciencia
y me llevan a instalarme en tu alma.
Las palabras son
estériles
si no te cubren de gloria
y te hacen aún más bella
que el desenfrenado júbilo
con que te canto.
si no te cubren de gloria
y te hacen aún más bella
que el desenfrenado júbilo
con que te canto.
Las palabras son
innecesarias
si no desvían un avión
en Mejorada del Campo
o recrean una memoria
que se apaga.
si no desvían un avión
en Mejorada del Campo
o recrean una memoria
que se apaga.
Ah, las pobres
palabras:
suficientes penas
para decirte que te amo.
suficientes penas
para decirte que te amo.
De: Los poetas mienten
Juan Gustavo Cobo Borda
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