DE
TU BOCA
Escuchaste
una canción
que hablaba del rocío y era triste
como una gruta de la luna,
inaccesible como un acantilado.
Escribiste
un poema
que hablaba de la lluvia de Lisboa y
era único
como tus ojos,
inexplicable como las raíces de las
profundidades.
Describiste
una forma lánguida de dar voz a la ausencia
y que ardieran las glándulas
de las hojas
y se apagaran los malos presagios.
Perdiste
el aleteo de la luz,
la noche sin fisuras, la palabra
intacta,
el idioma con el que la piel era una aventura
de tu boca.
De:
No todos los días alcanzan
la belleza
(en preparación)
Daniel Noya
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