LEON KROLL |
Mientras
que no vayamos a envejecer las hojas,
dijiste,
mientras
podamos tener con qué vivir el tiempo
de
los parques.
La primavera era una golfa perezosa
y los muchachos tiraban
piedras porque era divertido.
Pero bastará que unos amantes se despidan,
mudar una piedra de lugar
para que cambie el mundo.
Ya no hay un parque donde antes estuvo
el recuerdo de un parque.
Ya no hay sino vacío abrazado al corazón
que más duele,
ése que nos gusta palpar y
siga al menos vivo.
De:
Cierra el portón
Daniel
Noya
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