NO PONGAS NOMBRE AL FUEGO
No medirás la llama
con palabras dictadas por la tribu,
no pondrás nombre al fuego,
no medirás su alcance.
Todas las llamas son el mismo fuego.
Mi cuerpo es una antorcha que alumbra
los espantos
que la razón construye en sus
tinieblas.
Hay que bajar al cuerpo, muy adentro,
tocar el centro ardiente, abrirlo y
propagar
el gozo de la lava.
No importa en qué caderas,
en qué pecho resbale,
no importa la estatura, el sexo o la
materia
pues todos caminamos sobre la misma
pira.
No medirás la llama con palabras que
encubren
los viejos sentimientos de los hombres.
De: Conjuros
Chantal Maillard
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