Enmudeciendo
ya.
Poco a
poco
una
punzada de olvido enhebra la soledad
de la
última cumbre.
Adiós,
vida.
Y adiós
luz que oyes la blancura de la nieve.
Parpadeas
hasta
el final.
Tus
ojos no escriben ya
en los
surcos de ningún calendario.
Y no
brilla
la
arena en la sombría oscuridad de ninguna promesa.
Es la
hora
del
silencio.
De: Cien fuegos
Daniel Noya
No hay comentarios:
Publicar un comentario