Abril
El oro, apenas,
de la hora,
posa su gracia en los arbustos,
igual que un niño aún, y sin rendirlos,
pero ya en él toda la gloria
de oro y de esmeralda, de su vida.
Y mira, alegre, al cielo y a la tierra,
adolescente, apasionadamente.
De: Diario de un poeta
recién casado
Juan Ramón Jiménez
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